jueves, 4 de septiembre de 2008

Vanesa Faccini, una Autora que publica...

EN EL AULA, UNA CITA CON ANTIGÜEDAD...

“Regresar a las fuentes”, pareciera ser una de la opciones para abordar diferentes temas y/o problemas que, en muchas oportunidades, termina siendo sólo un recurso de moda, acotado y reducido. En efecto, volver sobre nuestros pasos implica un proceso de reconstrucción de una historia, nuestra propia Historia, desandando un camino no sólo desde el manual “escolarizado y estandarizado”, sino y a través de las evidencias y testimonios que se nos ofrecen, por ejemplo, a través del “lenguaje de los objetos”.
Al hablar de los “Pueblos originarios” y la estética de su simbología, el desafío que allí se nos presenta no es menor, por lo que cabe preguntarse ¿Cuáles son las estrategias más apropiadas para abordar los diferentes temas con la suficiente profundidad?, ¿Cómo hacer para qué a la vez, éstos no queden como superfluos o sin importancia?

Así expuesto, un primer criterio para el abordaje, es pensar que estamos en presencia de un problema complejo, atravesado por una serie de variables y factores que exceden “lo estético”, abordamos nuestra historia, la conformación de la identidad de un pueblo, expresada y sintetizada en un determinado objeto. Es dotar a lo estético de la razón social que lo compone y lo atraviesa

Así entendida, al hablar de la estética de los Pueblos originarios y su abordaje escolar, no podemos desconocer el contexto sociocultural donde ésta producción tuvo lugar. Reducirlo sólo a los “valores estéticos” sin su contexto de producción, de alguna manera es reducir la obra a la explicación mecánica ocultando lo que la misma desea expresar…acallar la obra.

En la historia del arte, mucha de las producciones posmodernas fueron el resultado de la búsqueda en el pasado. Los artistas posmodernos hicieron que los elementos del pasado cohabiten sin contradicciones con los aportes del presente. Pero contrariamente a lo que podríamos imaginar, el eclecticismo de estilos y la búsqueda de orientaciones en el pasado produjeron que se originen continuamente nuevas tendencias, las cuales aparecieron y diluyeron como la moda.

¿Dónde radica el objetivo de hacer que este proceso - el de la estética de la simbología originaria - tenga significado y a la vez no se transforme en un mero recurso de moda?

Una posible respuesta a este interrogante, surge a partir de la posibilidad de combinar la revalorización de los significados con los códigos que nos ofrece la sociedad actual.

De alguna manera, revalorizar – en el sentido que aquí pretendemos dar al concepto - también implica retroceder, ir al encuentro, hurgar y buscar los verdaderos orígenes de nuestro pueblo, conocerlos, comprenderlos y respetarlos, re- valorizando sus organizaciones sociales, sus valores culturales, espirituales, territoriales, etc.
La adopción de dicha perspectiva implica un compromiso no solo desde la perspectiva de lo que fue, sino y principalmente desde la condición actual de estos pueblos, como una manera de exigir como sociedad, la aplicación de políticas que legitimen sus derechos. Es en el compromiso y en la manifestación y aprehensión de esa realidad que podremos dejar un legado real, promoviendo el conocimiento para las generaciones actuales y las futuras.

Con respecto al segundo aspecto sobre el cual queremos hacer hincapié, es de suma importancia poner a disposición las nuevas producciones y avances tecnológicos. Su aplicación y utilización en el aula – sin perder de vista el contexto y posibilidades de los grupos - , debieran ser consideradas como un recurso más, siendo nuestros aliados aquellos códigos que los estudiantes conocen y dominan, respetando sus gustos y preferencias en cuanto al uso, manejo y dominio de las herramientas.

“Pueblos originarios” puede ser abordado desde una cita....

…Indiferente a los materiales y herramientas utilizados… desde un pequeño papel, con una birome, un gran proyecto escultórico y hasta la toma de fotografías con un celular de baja definición.

Y es precisamente en el retorno al origen, en esa búsqueda donde lo esencial no está en ¿cómo y con que hacer? sino en hacer con lo que hay. Aquel hombre primitivo, utilizaba los recursos que tenía a su alcance, se expresaba a través de ellos y por medio de ellos, elaboraba a partir de lo que tenía, no sobre lo que le faltaba.

Citar y resignificar, implica trabajar desde el sentimiento pero con recursos plásticos actuales. Realizar un suri gigante con brillantina roja o dibujar símbolos con tizas en el patio de la escuela que luego borrará la lluvia... es valorizar nuestras raíces.

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